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LAS CUATRO BESTIAS SAGRADAS DE JAPÓN

24/06/2020

Suzaku, Genbu, Byakko y Seiryu son las cuatro bestias sagradas que, según la mitología japonesa, guardan los cuatro puntos cardinales de la ciudad de Kioto.

Los relatos de la mitología japonesa cuentan que cuatro criaturas sagradas protegen la ciudad de Kioto desde cada uno de los puntos cardinales. El origen de estas criaturas, Suzaku, Byakko, Seiryu y Genbu, se remonta a las constelaciones chinas.

 

Suzaku

La criatura sagrada del sur está simbolizada por el ave Fénix y representa el elemento fuego y el verano. La mayoría de las ocasiones esta bestia aparece como un brillante pájaro de color magenta envuelto en llamas. En la cultura china es conocida como el Ave Bermellón y cuenta con una constelación propia en el cielo nocturno. Suzaku está representada en el santuario de Jonangu en la parte sur de Kioto.

 

Genbu

Es el guardián del norte y adopta la forma de una serpiente que se enrosca alrededor de una tortuga, simbolizando el elemento tierra y el invierno. Su historia se remonta a la antigua China, donde la serpiente y la tortuga simbolizaban la longevidad. Durante la dinastía Han era frecuente usar pendientes de jade con forma de tortugas. Esta bestia divina es honrada en el santuario Myoken Hunaoka de Kioto.

 

Byakko

Es la bestia que defiende el oeste y está representada por un gran tigre blanco. Byakko (blanco, en español) simboliza el otoño y el elemento aire. Según la tradición, su poderoso rugido es capaz de atraer tormentas y tempestades. Dentro de la mitología china, Byakko es el señor y amo de todas las bestias y su pelaje inmaculado es muestra de su longevidad ya que, según las leyendas, cuando un tigre alcanza los 500 años su pelo se vuelve totalmente blanco.

 

Seiryu

El dragón azul, protege a Kioto desde el este y también simboliza a la primavera y al elemento agua. El templo Kiyomizu de la ciudad de Kioto está dedicado esta criatura fantástica. A la entrada de este templo se encuentra una fuente con forma de dragón de la que se debe beber justo a media noche antes de iniciar una serie de ceremonias nocturnas en honor de la bestia mitológica que protege el este.