26/03/2025
El diseño puede ser mucho más que una cuestión estética: también puede ser un vehículo de cambio, una herramienta para concienciar y un medio para proteger lo que está en peligro. Con esta filosofía nace Oceancook, la nueva colección de Cookplay en colaboración con la Fundación Oceanogràfic València, que une sostenibilidad, gastronomía y conservación marina a través de un menaje que rinde homenaje a cuatro especies en peligro de extinción en el Mediterráneo.
Esta iniciativa surge de una pregunta clave: ¿puede una vajilla representar a una especie marina sin caer en la simple imitación? El reto era capturar su esencia, su movimiento, su carácter distintivo, transformando su anatomía en objetos funcionales de mesa sin perder su identidad. El resultado es una colección escultórica en porcelana que sensibiliza sobre la difícil situación de la raya ondulada (EN – en peligro), el caballito de mar mediterráneo (NT – casi amenazado), la anguila europea (CR – en peligro crítico) y el tiburón blanco (CR – en peligro crítico).
La raya ondulada, con su elegante ondulación al nadar, se convirtió en la base estructural de los cuatro platos principales de la colección: llano, hondo, postre y side plate. Su fluidez natural y su morfología fueron el punto de partida para concebir un diseño que simula la sensación de movimiento incluso en reposo. El caballito de mar, por su diminuto tamaño, encontró su función en un pequeño plato para aceite, mientras que la anguila europea, con su cuerpo alargado y serpenteante, inspiró la creación de vasos y boles con formas verticales y curvas envolventes. Por último, el tiburón blanco quedó representado en una pieza impactante: un recipiente con tapa basado en su icónico colmillo, un elemento de gran reconocimiento visual que recuerda la majestuosidad y la fuerza de esta especie.
Más allá de su atractivo conceptual, Oceancook tiene un propósito claro: generar impacto real en la conservación de la fauna marina. Por cada pieza vendida, Cookplay donará 1 euro a la Fundación Oceanogràfic València, destinando los fondos a programas de recuperación y protección de estas especies. Sin embargo, el valor del proyecto va más allá de la recaudación: se trata de utilizar el diseño como un canal de concienciación, para que cada comida sea una oportunidad de recordar la fragilidad del ecosistema marino y la urgencia de su preservación.
