Hay ocasiones en las que, para que surjan ideas verdaderamente geniales, no basta con romper esquemas. Hay que desecharlos por completo y empezar de cero. De hecho, esa es la filosofía que ha adquirido Laurence Kemball-Cook, diseñador industrial e innovador tecnológico. Y es que se propuso hallar una solución novedosa y creativa al problema cada vez más grave del cambio climático, el cual afecta a todo el mundo.
Trató de buscar una alternativa que complementase a la energía eólica y solar y, en el proceso, se le ocurrió una idea mientras se dirigía a la Universidad de Loughborough, donde cursaba la licenciatura en Tecnología y Diseño Industrial.
“Solía pasar por la estación de Victoria, la cual es transitada por nada menos que 75 millones de personas al año. Así que me planteé el potencial que guardaba la energía cinética generada por todas estas personas mientras andan”, revela. “Mis investigaciones de las renovables y de las infraestructuras urbanas me sirvieron de inspiración para aprovechar la energía producida por los habitantes de las ciudades, en concreto, por los pasos que dan”.