“Escucho todo lo que sucede entre el sonido y el espacio, al igual que entre los sonidos y mi cuerpo”, comenta. “Cuanto más se distinguen las resonancias y reflexiones que provoca el sonido en el espacio, queda más claro que los sonidos que se perciben son el producto exclusivo de dichas interacciones, es decir, de la reciprocidad con el entorno”.
Oomen vive y trabaja en Budapest, donde fundó el Spatial Sound Institute en el 2015. Este centro se dedicó en un principio a crear diseños de sonido destinados a la composición de música para teatro y ópera. Sin embargo, en el 2007, dio un giro a su objeto de estudio y se dedicó a investigar el espacio, el sonido y la percepción dentro de su compañía 4DSOUND, donde trabaja con su equipo, el cual ya ha elaborado entre setenta y cien proyectos de sonidos espaciales hasta la fecha. Es ahí, además, donde se ha dedicado a profundizar en su enorme afán por mejorar la experiencia auditiva.